Más allá de la forma y el color, está la chispa que enciende la creatividad y el valor de lo que elegimos atesorar.
La chispa inicial de Fauna
Siempre sentí que la creatividad tenía otros caminos, más allá de los preestablecidos. Nunca me llevé bien con la linealidad de algunas estructuras. Con una necesidad de experimentar y armar mi propio recorrido, me encontré explorando el universo de los accesorios. Era un espacio encantador, que me permitía jugar con materiales no convencionales, y me resultaba más lúdico en esa etapa inicial de búsqueda.
Soy diseñadora textil y de indumentaria, y en ese momento, este camino me dio la libertad de probar sin rigideces. Así nació Fauna: un laboratorio personal donde los textiles ilustrados y los materiales se convirtieron en mi campo de juego.
Desde el inicio, sentía que faltaba algo distinto, algo que trascendiera lo funcional y tocara el alma. Y así, con cada prueba y cada aprendizaje, fui construyendo la esencia de lo que hoy comparto con el universo.
Pienso en Fauna como diversidad. Como las especies animales y los ecosistemas se conectan, adaptan y evolucionan, así también lo hace el diseño. Por eso mi marca se llama Fauna.
El origen de un diseño: cuando la imaginación florece
¿De dónde nacen las ideas para los diseños? De un gran mejunje entre la imaginación y la observación constante del mundo que me rodea. No siempre se trata de sentarse frente a una hoja en blanco (¡aunque a veces sí!): a veces, una chispa surge de un detalle en una revista digital, una caminata, un viaje, un libro, una muestra o un objeto cotidiano. Algo se aloja en la memoria sin que me dé cuenta.
Mi mente funciona como un archivo personal, que guarda imágenes, sensaciones y texturas. Después, todo eso conecta y dispara un nuevo mini-universo.
Mis personajes —esos animales que hoy conocés— nacieron en papel, con lápiz, y luego cobraron vida digital.
Las herramientas como Illustrator me acompañan porque me permiten mover, cambiar y experimentar con la fluidez que mi proceso necesita. Y la sublimación textil lo hace posible. Es un espacio de juego intuitivo donde cada flor, cada planta o personaje se define con una intención. ¿Qué clima quiero que transmita ese universo? Busco el equilibrio, me doy el tiempo para jugar, mover todo, probar… como personalmente creo que se hace: con el color, las formas, las texturas, la distribución.
Para mí, la armonía de la superficie completa es una búsqueda. Cada pieza tiene que integrarse al universo desde un lenguaje común, sin perder su individualidad.
La paleta de color: el alma del universo
La paleta de color es, sin duda, un gran disparador creativo. Es casi el alma visible de cada diseño: define el clima y la personalidad de ese universo.
Si imagino una habitación para uno de mis personajes, el color es lo que le da vida a ese espacio. Si es un jardín, los verdes marcan su latido. Siempre pienso cómo, aunque sean pequeñas, diferentes líneas o colecciones pueden tener diversidad cromática sin que los colores se pisen entre sí. Juego con las texturas y los fondos para buscar esa singularidad.
Una vez construidos esos universos —con sus temáticas, animales y piezas base— elijo uno para sumergirme por completo. A veces, algunas ilustraciones quedan en pausa, esperando su momento. Pero cuando me concentro en una línea, puedo darle la vida que necesita.
El arte de “hacer” consciente: cuando todo toma forma
Cuando la colección está definida —con sus colores, ilustraciones y disposición en cada pieza— hago una última pasada para asegurar la armonía total. Ajusto cada detalle hasta que siento que la pieza vibra con su propia energía.
Ahí es cuando la creatividad se conecta con la técnica. Trabajo con plantillas que fui perfeccionando a lo largo del tiempo, pensadas para lograr cero desperdicio en la tizada de producción. Es mi forma de mirar y valorar cada recurso.
En la etapa de prueba de estampa, verifico que los colores transmitan lo que quiero comunicar. Si todo está en su lugar, ¡la producción avanza!
La magia del objeto atesorado: una conexión a primera vista
La conexión con los objetos es visual, pero también profundamente emocional. Cuando algo me enamora, es por lo que me transmite. Es como mirar un cuadro y querer tenerlo colgado en casa. Para mí, eso es una pieza de arte.
Eso busco generar en Fauna. Sé que no es una marca para todos, y eso está bien. Mi universo vibrante resuena con quienes buscan algo más que lo funcional, con quienes valoran el diseño con alma.
Quiero que cada pieza de Fauna despierte ese deseo casi obsesivo:
“Lo quiero. Me encanta. Me identifica.”
Y que esa conexión visual se transforme en un vínculo emocional.
Creo en la durabilidad, porque un objeto atesorado se vuelve un compañero de vida.
Y sí, los textiles muestran el paso del tiempo, pero para mí ese desgaste es parte de su historia. Es un testimonio del cariño que recibió. Esa es mi forma de entender la sostenibilidad emocional.
Un futuro que florece y la raíz que nos une
Este viaje creativo es también un viaje de autoconocimiento. Me impulsa a explorar nuevos horizontes, siempre con la misma esencia.
Y como valoro muchísimo a quienes acompañan este camino, este mes es la comunidad de Fauna quien elige. Vamos a traer de vuelta un diseño que marcó un antes y un después. Porque el pasado y el futuro se entrelazan cuando lo que hacemos tiene valor.
Tu propio camino creativo: la herramienta que se despierta
Aprendí que la creatividad no es un don reservado a unos pocos. Es una herramienta que todas y todos podemos alimentar.
Hay momentos en que me trabo, y otros donde tengo tantas ideas que no me alcanza el año para hacerlas realidad. Las "recetitas" pueden ser un inicio, pero lo importante es sumergirte en lo que te apasiona, confiar en tu propio proceso y hacer.
La acción es el verdadero motor.
Explorar, investigar, equivocarse, volver a probar. Esa es la dirección.
Y como me dijeron una vez:
No hay dibujo feo. Lo que hace un niño o alguien que está empezando puede ser igual de valioso. Lo importante es lo que transmite.
Invitación a la conversación
Cada pieza de Fauna refleja este viaje:
Un camino de búsqueda, de método y de juego. De volver a mirar el mundo como una niña.
¿Cuál es tu objeto atesorado?
¿Qué chispa enciende tu propia creatividad?
Te invito a que sigas este viaje conmigo, que observes tus propios procesos y que seas parte de esta historia, donde cada diseño busca tener alma.
Pau.